TESTIMONIOS SOBRE EL Dr. DIE GOYANES

POR EL DR. JOSE LUIS SALVADOR SANCHÍS

RECORDANDO A ALFREDO

Dr. Jose Luis Salvador Sanchís, ex-Jefe de Servicio de Cirugía General y Digestiva en el Hospital U. General de Castellón, y Profesor Honorífico UJI


La Cirugía Oncológica, como decía Alfredo, aún es el arma más eficaz en el tratamiento del cáncer, pero se debe integrar en una estrategia multidisciplinar. Su actuación individual, sin conexión con las otras especialidades oncológicas, está fuera de lugar. Este planteamiento exige una transversalidad del cirujano en sus conocimientos oncológicos, adaptación a la estrategia del equipo y una actualización constante ante los vertiginosos avances científicos y tecnológicos.

Alfredo fue un Cirujano Oncológico completo, desde el punto de vista conceptual, al que se añadían múltiples cualidades como persona, docente e investigador. Para complementar esta aseveración quiero hacer mención a la intervención que realizó en el H. Ramón y Cajal donde se pudo hacer ostensible todo su conocimiento y cualidades de cirujano extraordinario.

La intervención realizada fue una "Hemicorporectomía" que realizó con la intención de curar, mejorar, aliviar y darle esperanza de vida a una paciente severamente afectada.

Hacemos un poquito de historia de la intervención, ya que la primera la realizó E. D. Kennedy y colaboradores en 1960, en un paciente portador de un tumor maligno pélvico. Posteriormente, existen unas 56 publicaciones sobre el tema.

Es una cirugía extremadamente contundente que pone al cirujano y al grupo a prueba. En la cirugía participé como ayudante y pude comprobar las actitudes y bondades que necesita un cirujano para abordar esta cirugía, y que Alfredo tenía y nos exhibió en esta y múltiples intervenciones.

El cirujano que se dedique a las intervenciones oncológicas debe ser empático, comprender los sentimientos de una paciente tan maltratada por la enfermedad, como el miedo, la incomprensión, el desconcierto, la desesperanza...

Su labor fue ayudar a sobrellevar su situación a través de la explicación exhaustiva sobre su intervención, el tratamiento y el manejo postoperatorio.

Para Alfredo, era fundamental resolver todas las dudas del paciente: poner luz frente a sus ojos.

La cirugía no empieza en el quirófano ni termina al salir de él. Es primordial que se tenga en cuenta la situación personal del paciente para una clara aceptación del planteamiento quirúrgico en una intervención tan agresiva. Por eso siempre incitó al grupo a conocer el entorno de la paciente.

Otra de las cualidades de Alfredo fue la humildad que, como el saber, no ocupa lugar. Él mantenía una sintonía perfecta con el equipo de sanitarios que participaban.

El grupo, que lo integraba yo con otros profesionales como mis buenos amigos Augusto y Luis, estaba bien cohesionado para asegurar el buen resultado de la intervención. A pesar de tener amplísimos conocimientos de medicina y cirugía, estudiaba y se mantenía muy bien informado y también nos informaba en todo momento de las últimas novedades.

Recuerdo cómo, en la intervención, antes de realizar "la amputación", se apartó del grupo y se recogió en un rincón del quirófano. Creo que reflexionó y posiblemente rezó, ya que era una persona creyente, para posteriormente continuar la cirugía de forma inmejorable.

Su profesionalidad era impresionante, muy preciso incluso cuando trabajaba bajo presión, pero mantenía la calma ante los imprevistos. Su capacidad de resolución de los problemas que se generaban en la intervención era sobresaliente. En las complicaciones, tenía la sangre fría para resolver el problema con profesionalidad y siempre pensando en lo mejor para el paciente.

Para la intervención que estoy rememorando, es imprescindible ser un cirujano con un conocimiento amplio en los diferentes campos quirúrgicos.

En las descripciones publicadas participan varias especialidades quirúrgicas. No obstante, la colaboración de otras especialidades cuando operaba Alfredo se limitaba a sus ayudantes, cirujanos generales, entre los que me encontré yo, que viví una experiencia exclusiva.

Sin embargo, hay unos especialistas imprescindibles para el éxito de la intervención como es el Rehabilitador. Como anécdota, recuerdo cuando le informamos al rehabilitador del hospital sobre la cirugía que íbamos a realizar a la paciente. Nuestro buen amigo nos comentó: "con Alfredo he comprendido que el cuerpo humano está compuesto de un 80% de agua, ya que hacéis esta cirugía con una amputación tan importante y a pesar de ello, el paciente viene para rehabilitarse y seguir caminando".

Otro buen colaborador es el equipo de anestesiología, ya que se platea una cirugía tan compleja, con una amputación que reduce el volumen del paciente de forma tan importante, que se debe reajustar el manejo anestesiológico con una importante monitorización cardíaca, respiratoria y una adaptación farmacológica a la nueva situación.

Todas estas actitudes se pusieron a prueba en esta intervención, y todas ellas las reunía una única persona: Alfredo.

En la actualidad, la cirugía asociada con otros tratamientos oncológicos y el mejor conocimiento de la biología de los tumores posibilitan la realización de intervenciones menos agresivas. Y ello es sin duda posible porque caminamos sobre hombros de gigantes. En nuestro caso, el gigante que nos eleva es Alfredo.